No había escrito nunca un libro y, mira por dónde, este es el segundo que, en pocos meses, saco a la luz.
Lo hago avergonzado, porque parece como si quisiera emular al famoso novelista y ensayista Marcel Proust. Aclaro, por si hay alguna duda, que no es porque, desde mi ya dilatada edad, quiera cumplir con el título de la que fue su más destacada obra, “A la búsqueda del tiempo perdido” (una de las cumbres de la literatura universal, escrita cien años antes de esta que tienes ante tus ojos), sino por otra razón, mucho más elemental: el primero de los libros que he publicado, “El Concierto Económico vasco: una visión personal”, superaba con sus once tomos a los raquíticos siete de la obra “proustiana” y sus 3.102 páginas (sí, no has leído mal: 2.685 de texto y 417 de anexos) rivalizaban en extensión con aquella. Como no podían hacerlo en belleza y calidad, en algo se tenían que hacer notar.
Hay una cuestión colateral que me aleja de tan genial novelista. Es la frase con la que abre aquella cumbre literaria: “Mucho tiempo he estado acostándome temprano”. Y es que yo hago, quizá de manera errónea, precisamente lo contrario. Entre otras razones, porque si no ¿de dónde iba a robar las muchísimas horas que he debido dedicar a cumplir con mi vocación tardía de escritor?
Abandonando el campo de la novela, entremos de lleno en otro universo situado a años luz del mismo, el del Concierto. Tras presentar aquella primera obra, en noviembre de 2015, que dejó estupefactos por su tamaño a los que la conocieron, el autor, en cambio, se ha sorprendido por su acogida. Lo digo porque nada menos que 3.933 lectores y lectoras han tenido la valentía de descargarse sus 3.102 páginas y otros 1.777, más prudentes o con menos tiempo, lo han hecho con parte de la obra.
Animado por tan inesperada y quizá inmerecida acogida, me embarqué de inmediato en un nuevo desafío (es que, si no, mis rebeldes neuronas tienen la tendencia de abandonarse a la molicie). He querido ahora completar un nuevo trabajo también centrado en el ignoto mundo del Concierto, pero mucho más breve y sencillo, aunque no menos ambicioso que el que ya está circulando.